Acerca del viaje de Albert Camus a Sudamérica en 1949

Inés de Cassagne habla en una entrevista con traducción simultánea en la Universidad de Saô Paulo, a la que fue invitada en 2013, para el CENTENARIO DE CAMUS

Camus, en el año 1949,fue invitado a venir a Brasil,y después a  Uruguay,

Argentina y Chile.

La primera parte del viaje

la hizo en barco

y eso para él fue una experiencia

muy importante que  se refleja en

su Diario de Viaje.

Le llama “El mar muy de cerca” y no sólo

describe el mar por fuera,

sino también lo que

tiene de misterioso, que resuena

como el misterio de la vida humana,

como el misterio de la vida,

como el misterio de la muerte.

Sabemos que no ano de 1949 é convidado a viajar para o Brasiledepois para o Uruguai,

Argentina e Chile.

A primeira parte da viagem,

ele a fez num barco

e isso foi para ele uma experiência

muito importante que ele reflete

no Diário de viagem.

Ele a chama “Do mar bem perto”

e não descreve somente o mar de fora,

mas também o que ele

tem de misterioso, que ressoa

comoo mistério da vida humana,

como o mistério da vida,

como o mistério da morte.

Es un texto que él despuésutiliza dentro deuna colección que él llamóEl Verano: “El mar de muy cerca”.Fue una oportunidad venir a Brasil,tener esta vivencia de mar.

 

Brasil evidentemente fue para él

un asombro: lo enorme, la

inmensidad de todos los aspectos del paisaje, pero también siente mucha simpatía

por el país y eso se ve no sólo

en los comentarios del viaje,

pero sobretodo en el cuento

que él introduce en la colección

El Exilio y el Reino.

El último de los cuentos

sucede cerca de São Paulo,

en Iguape. Llama

la atención en ese cuento el protagonista: un francés que viene a hacer un trabajo,

un dique.

Todos lo esperan como a

alguien importante

porque va a evitar inundaciones,

porque va a canalizar el agua, y todas las

repercusiones que tiene esto.

Lo tratan con mucho respeto,

con mucho cariño, pero él,

a su vez, percibe la simpatía

de la gente, no solamente un interés

y, entre ellos se establece una relación

que justamente muestra este cuento.

No solamente relata

la peregrinación del Buen Jesús,

sino que también su deseo

de participar en la Macumba,

de ser recibido dentro de ese grupo

humano,  de ese pueblo.

 

Ccreo que, dentro de  la importancia

de la visita de Camus

a los países de América del Sur,

la de Brasil ha sido evidentemente

muy grande.

Él mismo lo dice:

que acá lo esperaban, tuvo

que hacer muchas conferencias,

hacer muchos intercambios,

conocer autores y escritores.

 

Pero hubo algo que a él le impidió

disfrutar del todo el viaje.

Empezó a sentir

síntomas de su enfermedad.

Camus tenía tuberculosis

y él la había ido manejando los últimos

tiempos con penicilina,

recién descubierta.

Esta recaída

inesperada sucedió cuando él llegó

a Montevideo. En Montevideo,

encontró un país agradable,

en que lo acogieron bien.

No tabto en Argentina.

En Argentina, la persona que

realmente lo recibe,

en cuya casa se siente bien,

es  Victoria Ocampo.

Ella fue una gran promotora

de la cultura en Argentina,

sobre todo la promotora de

grandes intercambios culturales

con las mayores figuras de escritores,

artistas poetas y músicos

de su tiempo.

Cuando llega Camus

a Buenos Aires se encuentra

que tenía que dar una conferencia,

pero le pedían el texto antes.

En 1949, estaba el gobierno

democrático de Perón,

pero era un gobierno donde

la prensa estaba un poco controlada,

y eso él lo percibió en seguida

y lo declaró a la persona

que lo recibía, el Señor Weibel Richard,

que era el Agregado cultural de la Embajada .

Si debía ser en esas condiciones,

preferiría no hablar. Por otro lado,

se había prohibido representar una obra suya, El Malentendido,

lo que fue un gran malentendido,

porque esa obra no tenía nada

de subversivo, nada que

pudiera molestar.

De modo que él finalmente se recogió en

la casa de Victoria Ocampo,

que es una gran casa,

y ahí realmente se sintió bien.

Fue ella la que arregló

también todos los papeles necesarios

para ir a Chile, donde dio las conferencias

que tenía que dar.

A la vuelta, evidentemente,

lo que él cuenta en el Diario de viaje

es que estaba cansado,

que quería volver.

Por eso, lo más positivo que él encontró

en ese viaje fue acá,

cuando estaba en Brasi,

y positivo también para su obra,

por su cuento, para mí uno de

los mejores: “La piedra que crece”,

“La Pierre qui pousse”.

Camus en ese sentido

es un ejemplo de valentía,

de coraje frente a la cultura.

No está pensando

si queda bien, él va más bien

a la verdad, por lo menos él lo dice

muchas veces: “lo que me interesa,

lo que más he buscado

es la verdad y los valores de arte

para expresarla”.

La verdad en la medida

en que la va descubriendo,

por supuesto, en la medida

en que, desde su punto de vista,

puede captarla.

Eso es lo que a él le interesa,

no tanto quedar comprometido

con una posición anterior.

 

Con respecto al problema de Argelia, nosotros sabemos que

se sentía tan argelino

como francés:

él pensaba

que Argelia era francesa

que Argelia era una parte de Francia,

a la cual los franceses habían

llevado cultura, cultivos,

todos los elementos de civilización

y que claramente

le faltaba otorgarles

a todos los argelinos

una participación en el gobierno.

Él había pensado en una

una interagación federal, que llevara a Argelia a formar parte de Francia.

Pero esto no pudo ser.

También  antes intervino,

cuando se desató la guerra

de la liberación.

Había mucha presión

que venía de Egipto,

de los países soviéticos, etc.  y eso a

Camus no le conformaba.

Él quería resolver  el problema argelino

de Argelia, no según una ideología, sino encarando los  problemas que en Argelia se planteaban.

Viajó muchas veces,

se comprometió muchísimo,

escribiendo y también poniéndose

en peligro en estos viajes,

que hizo a Argelia para hablar

y pedir, sobre todo, la tregua civil.

Lo que él no quería era que los civiles

estuvieran desprotegidos,

a merced del terrorismo

o de la represión.

 

Camus sigue vigente  hoy

porque evidentemente,

por todo lo que acabamos de decir,

tiene un mensaje

para todos, jóvenes y no tan óvenes lectores

 

Un hombre capaz de mirar

y aprovechar los ojos para ver.

su inteligencia para reflexionar,

su corazón para amar,

su voluntad para ponerse al servicio

de todo lo que es valioso.

Creo que es algo que los jóvenes están

esperando oír, los que

tienen un corazón y

un espíritu de ese tipo.

La juventud se caracteriza

por eso, por estar abierta,

por querer ver,

por querer entender,

por querer pensar,

hacer algo bueno, útil, generoso,

y eso es la propuesta de Camus.

No solamente una propuesta de palabra,

sino también una propuesta de vida.

Si uno mira su vida,

ha estado al servicio de

todos estos valores que hacen

la dignidad del hombre.

De allí su “Révolte”, que significa

la reivindicación de la dignidad

del hombre y, como complemento

de eso ,de la belleza del mundo.

Camus entiende que es  algo

que no se puede obviar,

que no se le puede privar

a los hombres de este valor,

que es la belleza,

porque entre el hombre y la belleza

hay un acuerdo, una necesidad.

Para  Camus en el mundo vale la pena vivir

a pesar de todos los obstáculos,

y sobre todo por  la belleza.,

valor capaz de, en algunos momentos,  transportar  y colmar al hombre de felicidad.

De allí su lema:

“el derecho de amar sin medida”

Que se refiere sobre todo a esta entrega

a los valores más eminentes

del mundo.

El hombre no mutilado,

el hombre no solamente materialista,

no solamente práctico,

no voluntarista,

sino el hombre espiritual,

capaz de ponerse en contacto

con la belleza y el misterio,

ese “enigma” que tienen las cosas

y que le llevaría toda la vida para gozarlo.

Como lo dice al final de El  extranjero:

“ sentí que había sido feliz”.

Por más corta que haya sido

su vida,  las bellas cosas de la vida

dieron sentido a su vida,

sintió que había sido feliz.

Ése es otro de los mensajes que

tiene Camus: no avergonzarse de ser feliz,

no solamente hay que pensar en cosas

preocupantes, también hay que

darse tiempo para la felicidad.

 

É um texto que ele depoisutiliza para colocá-lo dentro deuma coletânea que ele chamouO verão: “Do mar bem perto”.Foi uma oportunidade vir ao Brasil,ter essa vivência de mar.

 

O Brasil evidentemente foi para ele

uma surpresa: a imensidão

em todos os aspectos da paisagem,

mas também sente muita simpatia

pelo país e isso se vê não somente

nos comentários da viagem,

mas, sobretudo, no conto

que ele introduz na coletânea

O exílio e o reino.

O último dos contos

se passa aqui perto de São Paulo,

em Iguape. O que chama a

atenção nesse conto

é o francês que ali aparece.

Ele vem fazer um trabalho,

um dique pra essa gente.

Todos o esperam como

alguém importante

porque ele vai evitar inundações,

porque vai canalizar a água e

todas as repercussões que isto tem.

Tratam-no com muito respeito,

com muito carinho, mas ele,

por sua vez, sente a simpatia

dessa gente, não somente o interesse

e, entre eles, estabelece-se a relação

que justamente se vê nesse conto,

no qual ele conta não somente

a peregrinação do Bom Jesus,

mas também o desejo

de participar na Macumba,

de ser recebido dentro desse grupo

humano que configuram

os habitantes desse lugar.

Bom, acho que a importância

da visita de Camus

para os países da América do Sul

foi evidentemente

para o Brasil muito grande.

Ele mesmo diz:

que aqui o esperavam, que ele teve

que fazer muitas conferências,

fazer muitos intercâmbios,

conhecer autores e escritores.

Mas houve algo que o impediu

de aproveitar toda a viagem:

ele começa a sentir

sintomas de sua doença.

Camus tinha tuberculose.

Ele a tinha dominado nos últimos

tempos com penicilina,

recém-descoberta.

Essa piora e essa recaída

inesperada acontecem quando

ele chega a Montevidéu. Lá,

encontra um país agradável,

um país no qual ele se sente acolhido,

mas não tanto na Argentina.

Na Argentina, a pessoa que

realmente o recebe,

em cuja casa se sente bem, é

Victoria Ocampo.

Ela foi a grande promotora

da cultura na Argentina,

sobretudo, a promotora de

grandes intercâmbios culturais

com as maiores figuras de escritores,

artistas, poetas e músicos

do seu tempo.

Quando Camus chega

a Buenos Aires, ele é avisado

que ele tem que dar uma conferência

mas pedem o texto antes.

Em 1949, estava no poder o

governo democrático de Perón,

mas era um governo onde

a imprensa estava um pouco controlada,

e ele percebeu isso na hora

e o declarou à pessoa

que o recebia, Wibel Richard,

o adido cultural.

Se era nessas condições,

ele preferia não falar. Por outro lado,

tinham proibido uma obra dele

que se chamava O mal-entendido,

o que foi um grande mal-entendido,

porque essa obra não tinha nada

de subversivo, nada que

pudesse incomodar.

Dessa forma, ele finalmente se recolhe

na casa de Victoria Ocampo,

que é uma grande casa,

e ali ele realmente se sentiu bem.

Foi ela quem conseguiu também

todos os papéis necessários

para ir ao Chile, onde ele deu as

conferências que ele tinha que dar.

Na volta, evidentemente,

o que ele conta no Diário de viagem

é que ele estava cansado,

que ele queria voltar.

Por isso,o mais positivo que

ele encontrou nessa viagem foi aqui,

quando estava no Brasil

e positivo também para sua obra,

que nos deu esse conto que

é um dos seus melhores contos,

“A pedra que cresce”.

Camus nesse sentido

é um exemplo de coragem

frente à cultura.

Não está pensando

se é correto ou incorreto, ele vai

à procura da verdade,

é o que ele diz muitas vezes:

“o que eu mais tenho procurado

é a verdade e os valores da arte

para expressá-la”.

A verdade na medida

em que ele a descobre,

claro, à medida em que,

desde meu ponto de vista,

posso captá-la.

Isso é o que lhe interessa,

não tanto se comprometer

com uma posição anterior.

 

Em relação a problema da Argélia,

nós sabemos que

ele se sentia tão argelino

quanto francês:

ele pensava

que a Argélia era francesa,

que a Argélia era uma parte da França,

à qual os franceses tinham levado

a cultura, cultivos, todos

os elementos de civilização

e que claramente

faltava lhes outorgar

– a todos os argelinos –

uma participação no governo.

Ele tinha pensado fazer um tipo de

interação federal,

que fosse parte da França.

Mas isto não aconteceu.

Antes interveio também,

quando irrompeu a guerra

da liberação [da Argélia].

Havia muita pressão

que vinha do Egito,

dos países soviéticos, etc. e Camus

não se conformava com isso.

Ele queria resolver o problema argelino

da Argélia, não de acordo

com uma ideologia, mas de acordo

com os problemas da Argélia.

Ele viajou  muitas vezes,

também se comprometeu muitíssimo,

escrevendo e também se colocando

em perigo nessas viagens

que fez à Argélia par falar

e pedir, sobretudo, a trégua civil.

O que ele não queria era que os civis

estivessem desguardados e

à mercê do terrorismo

ou da repressão.

Camus continua sendo recebido

atualmente e evidentemente

tem uma mensagem

para todos os jovens leitores

por tudo o que acabamos de dizer.

Um homem capaz de olhar

e aproveitar os olhos para ver.

Sua inteligência para refletir,

seu coração para amar,

sua vontade para pôr-se a serviço

de tudo o que é mais valioso no mundo.

Acho que é algo que os jovens estão

esperando ouvir, porque todos os jovens

têm um coração e

um espírito desse tipo.

A juventude se caracteriza

por isso, por estar aberta,

por querer ver,

por querer entender,

por querer pensar,

fazer algo bom, útil, generoso,

e essa é a proposta de Camus.

Não somente uma proposta de palavra,

mas também uma proposta de vida.

Se olhamos sua vida,

ele esteve ao serviço de

todos esses valores que fazem

a dignidade do homem.

Por isso, sua Revolta,

a reivindicação da dignidade

do homem e, como complemento

disso, da beleza do mundo.

Camus entende que há algo

que não podemos obviar,

que não podemos privar

os homens desse valor,

que é a beleza,

porque entre o homem e a beleza

há um acordo, uma necessidade.

O mundo de Camus é

um mundo no que vale a pena viver

apesar de todos os obstáculos,

apesar de todas as coisas,

mas também com esse valor de beleza

que em alguns momentos transporta

e enche o homem de felicidade.

Por isso, seu lema

“o direito de amar sem medida”

refere-se, sobretudo, a essa entrega,

aos valores eminentes

do mundo: o homem não mutilado,

o homem não somente materialista,

não somente o homem prático,

não somente o homem voluntarioso,

mas também o homem espiritual,

capaz de se colocar em contato

com essa beleza e com esse mistério,

com esse enigma que as coisas têm

e que levaríamos toda a vida para aproveitar.

Como diz no final de O estrangeiro:

senti que eu tinha sido feliz,

por mais curta que tenha sido

minha vida, frente a tudo que eu tive.

Essas pequenas coisas

deram sentido à minha vida,

senti que tinha sido feliz.

Essa é outra das mensagens de Camus:

não ter vergonha de ser feliz,

não temos que pensar somente

nas coisas preocupantes, também

devemos dar tempo para a felicidade.

 

 

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